La obesidad constituye la enfermedad metabólica que supone un mayor costo socio sanitario en muchos países. Recientemente algunos estudios han sugerido que la obesidad se acompaña o puede ser condicionada por un estado de estrés crónico, el cual se ha propuesto como el nexo de unión entre la obesidad y algunas comorbilidades asociadas tales como la resistencia insulínica y las patologías cardiovasculares.
¿Hay relación entre el estrés y la obesidad?
Existe una relación fundamentada entre el estrés y la obesidad. Esto se basa en el principio de que ante una situación estresante el cuerpo aumenta la producción de cortisol (estresando las glándulas suprarrenales que son las encargadas de regular la respuesta) lo que aumenta la liberación de glucosa por parte del hígado y de ácidos grasos procedentes del tejido adiposo. Esta respuesta fisiológica hace que tengamos las suficientes defensas para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
Vivimos en una sociedad cuya demanda es caldo de cultivo para el estrés y la ansiedad, esto sumado a la cantidad de dietantes crónicos para quienes el hecho de restringirse de manera exacerbada a la alimentación genera un stress crónico, lo que provee un escenario fisiológico que podría ser conducente a un cuadro clínico de obesidad.
El cortisol tiene la facultad de inhibir algunas hormonas como la GnRH (Hormona liberadora de gonadotropina) y GH (Hormona del Crecimiento), estás se caracterizan por tener una acción lipolítica ( romper grasas); a su vez el cortisol sería responsable de la reducción de hormonas relacionadas con procesos tiroideos como la TSH y la conversión de T4 a T3 activa lo que terminaría en una reducción de la eficiencia metabólica.
Junto con todos estos mecanismos adaptativos que pretenden sobrellevar la demanda que requiere el estrés, el cortisol inhibiría la producción de leptina ( hormona encargada de la saciedad y regulación del metabolismo) y de serotonina (neurotransmisor relacionado con el metabolismo y ánimo).
Esto significa que una persona que padece estrés crónico estaría más condicionada que una persona sin estrés a aumentar su tejido adiposo.
Es importante destacar que el ser dietante crónico, entendidos como persona que se caracteriza por experimentar un temor exacerbado a ganar peso, restringiendo su alimentación por medio de dietas y que paradójicamente, bajo ciertas condiciones aumenta sus niveles de ingesta, sobrealimentándose, vive sometido al estrés de cursar dietas extremadamente hipocalóricas (1000-1200 kcal/día) y la falta de sueño (otro factor estresante), pueden lograr baja de peso pero a su vez estarán aumentadas las hormonas de contra regulación como la grelina ( falta de sueño) y disminuída la testosterona y hormonas tiroideas (dietante crónico) perdiendo mayor cantidad de musculatura, acumulando grasa a nivel visceral/ abdominal.
Es por esto que, si Ud. Es un dietante crónico con problemas de sobrepeso, para un adecuado tratamiento dietoterapético el profesional nutricionista debe enfocarse en calmar las glándulas suprarrenales, calcular su demanda energética individualizada y preescribir ejercicios para manejo del estrés.
María Paz Vélez
Nutricionista Clínica Magíster Obesidad y trastornos del comportamiento alimentario